jueves, 9 de mayo de 2013

Carta de una profesora.

Como ya leyeron en otra ocasión una carta de un niño autista a sus padres, en ésta entrada quiero mostrarles y que lean una carta de una profesora a un alumno autista, bastante interesante y que no tiene desperdicio. Espero además que abran los ojos y se pongan tanto en el lugar del profesorado como de los propios alumnos/as. Ahí va:


" Hoy te escribo esta carta para contarte, mi querido niño, lo que siento cuando te veo: todos los días llegas al colegio contento y sonriente. Me miras con esos maravillosos ojos azules y me dices “tu hola” gutural, me sonríes y comenzamos las rutinas.
Son las 11 de la mañana y ya has trabajado en otro cole las cosas que aquí hacemos: grafismos, secuencias, puzzles, pegar gomets, pintar…
En el camino has comido unas galletas, porque claro, a estas horas tienes hambre y, cuando llegas te apetece beber agua. Te echas a correr para ir al baño, aún no has grabado en tu memoria, que no puedes ir solo, que me tienes que esperar. Yo voy detrás, y tú, juegas un rato con el agua y gritas mientras me miras y sonríes. Sé que me agradeces que puedas estar allí. ¡Te encanta juguetear con el agua! Pero como no podemos estar aquí todo el día, nos vamos al aula donde están “tus compañeros”, bueno, mejor dicho, niños que tienen tu misma edad. ¡Esos desconocidos!.
Tu mundo está a la entrada, cuelgas tu abrigo en el perchero donde está tu foto, señalamos en tu calendario y, coges tu “ revista de pasar hojas”, mientras, el resto te ignora y continúa su trabajo.
Ahora yo me empeño en indicarte que vas a trabajar y tú, muy enfadado, mirándome, empiezas a gritar, mientras yo siento en mi corazón que me dices:¡otra vez, no puedo más! ¿Y ahora esto para qué?.
Nos tenemos que marchar de allí.¡Los demás no pueden trabajar!. Los niños vienen a este colegio a leer, escribir, hablar, jugar…y a nosotros se nos ha olvidado que tú no puedes hacer esto, que tú quieres saltar, sentir, tocar, abrazar, bailar… Ah, ¡Cuánto me gustaría poderlo compartir contigo!
Pero aquí no tenemos campo, ni flores, ni animalitos, ni salas para descansar y jugar.¡Aquí nos tenemos que sentar!. Y tú no quieres, lo sé. Te tiras al suelo, lloras, pegas patadas, te autolesionas e intentas pegarme a mí también. Yo lo entiendo pero no te puedo ayudar, solo puedo entretenerte con juegos aburridos y fichas en papel. Y tú me sigues diciendo con tus ojos ¿Para qué? ¿ Para qué me servirá a mí pegar gomets, o hacer una raya en un papel, o pintar dentro de un redondel? ¿Para qué?.
De repente escuchas la música para salir a jugar al patio. 
Piensas, ¡Por fin, ya podré correr y jugar con los charcos y con las flores del jardín! ¡Ya puedo salir de aquí!. Pero eso pronto se acaba, tienes que volver. Escuchas la música y de nuevo, te tiras al suelo y empiezas a gritar y a llorar. Ya sé que eres feliz aquí, pero…no te puedes quedar, ¡tenemos que subir!. Al final te has convencido y confías en mí pensando que te daré otra cosa mejor. Pero no, te vuelvo a enseñar una mesa y un papel y tú, ya no puedes más. Solo el ordenador te ayuda a resistir. Sus muñecos, su música, todo es conocido para ti. Y solo quieres el juego que te sabes, ese y solo ese. Te da seguridad, es lo único de este mundo adverso que siempre es igual. Por eso, cuando te lo quito, te vuelves a enfadar.
Tú confías en mí porque me conoces, porque sabes que te quiero, pero yo no tengo en mis manos lo que tú necesitas, lo que tú me estás pidiendo cada día con tus gritos.Yo sé que quieres un mundo estructurado, que tenga la misma rutina, que las cosas que hagas estén llenas de sensaciones placenteras pero, yo no te lo puedo dar.
En este momento solo puedo enseñarte mi tristeza y mi impotencia por obligarte a compartir un mundo de locos, en el que tú no puedes vivir. ¡Te pido perdón por ello! Desde lo más hondo de mi alma te mando un beso muy fuerte lleno de esperanza. Quizás algún día consigas lo que tanto necesitas. ¡Ser feliz!, sin más. "

Acerca de ésta carta, puedo añadir que en estos casos los profesores/as no saben bien qué hacer, porque tienen que dar su clase pero tienen a este niño/a que se descontrola, pero que perfectamente los entienden. Yo por mi parte, me pongo en su lugar y les doy un felicidades por la gran labor que hacen con todo tipo de trastornos. 

Sin embargo, siendo realista, debo decir que hay casos y casos, pues existen profesores que no saben tratar con pequeños con esta dificultad y los tratan como cualquier otro alumno, ya sea por su ignorancia o porque no saben nada acerca de este tema. 
Por ello, y para acabar: empatía y ánimo para todos/as. 

Sus sonrisas también son importantes. 

- Ésta carta la encontré en Internet, en un PDF, pero no encuentro la página, sin embargo, destaco aquí que no la escribí yo. 
GoogleImágenes. Recuperado el 28 de abril de 2013, de https://www.google.es/imghp?hl=es&tab=wi 

No hay comentarios:

Publicar un comentario